lunes, 16 de mayo de 2011

Educación para la muerte

La semana pasada tuvimos una interesante exposición sobre el tema de la Educación para la Muerte. Las dinámicas realizadas por las compañeras generan sentimientos encontrados en muchas de vosotras y vosotros.
Nos gustaría que pudierais comentar en este espacio algunas de esas emociones y sentimientos que vivisteis con las diferentes dinámicas.
¿Cómo vivisteis la dinámica de me queda una semana de vida? ¿Qué cosas haríais de forma inmediata? ¿Qué dejaríais de hacer? ¿A dónde iríais? ¿Con quién estaríais?

44 comentarios:

Clara dijo...

La exposición del pasado Martes dedicada a este tema abre un gran debate sobre qué significa para nosotros/as la muerte. En alguna que otra ocasión rondará por nuestra cabeza y es un tema al que tenemos bastante respeto y que nos da un sentimiento de miedo, de que habrá más allá…al menos desde mi reflexión personal.

La dinámica realizada por las compañeras hace que nos planteamos una serie de cuestiones que podríamos hacer ahora, en este mismo instante, pero por la falta de tiempo, de ganas…las dejamos en el olvido. Escribir una carta con aquello que haríamos si nos quedara una semana de vida te muestra tu propia realidad, es decir, elegimos cosas que NO SON IMPOSIBLES, que podríamos hacerlas si ese tiempo, esas ganas fueran mayores… “decirle a la gente que aprecio lo importante que es para mí” axial comenzaba mi carta…y ¿por qué no hacerlo ahora? Tenemos que tener una nota de aviso de ¡ehhh! Que mañana nos vas a estar aquí, ¿qué harías?

Exposiciones como estas hacen ver la necesidad de incorporar la temática de la muerte dentro del programa educativo, ya que ayudará a los sectores de población más pequeños a ir creciendo con una visión positiva de la muerte, no verla como algo negativo o negarse al hecho de hablar de ella. No olvidemos que forma parte de la vida y que forma parte de nuestro ciclo vital.

Nombre: Clara Luisa Garrido Garrucho
Curso: 4º Conjunta de Educación y Trabajo Social.

Oscar dijo...

¿Qué se puede decir de la muerte?

Miles de personas mueren cada día en todas partes del mundo, a cualquier edad, y de miles de formas diferentes.

Una inmensa mayoría de ellas pensaban que iban a vivir algunos años más, y no se prepararon, nunca pensaron en la muerte.

La verdad es que me espanta solo pensar en este tema, más aún, de hacer un testamento o dar la noticia de mi muerte a algun familiar.

No soy capaz de pensar en cuando moriré o cómo quiero morir, es algo que no quiero nu puedo pensar ahora mismo, en este momento de mi vida.

Tengo 24 años y he vivido muchas y diferentes experiencias tanto buenas como malas, pero más aún me quedan por vivir, o eso espero. Mis preocupaciones son mi carrera, mi futuro laboral, mi pareja, mi casa...no hay lugar para pensar en mi muerte.

La dinámica de clase fue muy hacertada, me hizo pensar mucho sobre este tema y la verdad es que no me gustó eso, me aterra esa idea.

¿Qué hago ante mi muerte anunciada? Solo se me ocurre correr junto a la gente que me quiere, para estar con ellos todo el tiempo posible...y por otro lado, como un intento desesperado en busca de alguna protección.

Aunque pienso que la presentacion y el trabajo de mis compañeros estuvo bastante bien, sigo diciendo que es un tema que echa para atrás, y que ni quiero ni puedo pensar en eso ahora mismo.

Rosa Ana González dijo...

La verdad es que ha sido una de las exposiciones que más me han llamado la atención. Cuando dicen Educar para la muerte, suena un tanto pesimista y nadie quiere escuchar hablar de este concepto. Yo misma, viví en la propia clase momentos de angustia y me hicieron replantearme muchas cosas. Desde ese momento, comencé a querer mirar la vida desde otro punto de vista y a querer concienciarme de que la muerte puede llamar a mi puerta en cualquier momento.

Nunca me ha gustado hablar de ello, pero he pensado que no por no hacer referencia a ella dejará de existir. Considero fundamental conocer el sentido de la Educación para la muerte y considero fundamental comenzar por concienciarme a mí misma.

Las dinámicas me hicieron sentir angustia. Cuando te dan una semana de vida (y eso que era ficticiamente) toda tu familia y seres queridos se vienen a la cabeza. Además se unen sentiemientos de culpa (¿por qué no le diré a mis padres cuánto los quiero?, ¿por qué no seré más amable con mis amigos?. ¿por qué me enfadaré tanto por tonterías?) y de impotencia. Yo pensaba que en una semana no me daría tiempo a hacer todo lo que quería. MIrándolo por el lado positivo, la dinámica me enseñó a vivir el momento, a no preocuparme de lo que vendrá después, más que nada, porque no sabemos si vendrá.

Ana Fuerte Ferrera dijo...

Como bien dijeron las compañeras "la muerte es la única realidad segura". Todos sabemos que vamos a morir, pero intentamos pensar lo más mínimo en ello, porque nos produce miedo y angustia.

la verdad que al igual que han dicho por aquí, fue una exposición que hizo replantearme muchas cosas, y ver la vida de otro modo (al menos durante esa tarde). Te pones a pensar de que son muchas las oportunidades que pierdes en tu vida diaria, que son muchas las cosas que dejas atrás, y que te preocupas por cosas que no tiene sentido.

Sin duda, mientras estemos aquí, debemos de aprovechar cada momento, y no dejar de hacer nada que esté a tu alcance en ese momento.

Ezequiel Benítaez Domínguez dijo...

"Educar para la muerte" Muchos de nosotros quizás antes de la exposición o del propio trabajo que he podido realizar con mi grupo decíamos qué para qué educar en ese tema, qué hay cosas mas importantes con las que educar...

Pero una vez trabajado, estoy totalmente seguro de que educar para la muerte es necesario. Son muchos los sufrimientos, sentimientos negativos... que las personas pueden sufrir si no es educado para la muerte. Es necesario una respuesta y atención educativa a todas las persoans sobre este tema, pero principalmente a los mas pequeños, para que crezcan sin agobios ni miedos.

En cuanto a la exposición, estuvo bastante bien. Su metodología hizo a las personas estar atentas y participar. Las dinámicas que eligieron estuvieron muy acertadas, sobre todo la del espejo ya que ante tal actividad produce sentimientos muy fuertes y el participante se da cuenta de la realidad.

En algunas ocasiones las continuas interrupciones impidan la continuación de la exposición. Lo que por una parte era positivo dada la implicación de las personas, pero por otra era negativo a raíz de las continuas interrupciones a las compañeras "docentes" en ese momento, puesto que el contenido no se podía adquirir de buen modo.

Como bien dijeron ellos "es la única naturaleza y realidad presente, por tanto es necesario educar en ella. Si se educa en educación vial o sexual ¿Por qué no en la muerte?
Por otro lado, a coalición de ello, es importante que no nos preocupemos de la muerte, al igual que no nos preocupamos de nacer. Todo y todos nacemos; y todo muere, y todos morimos.

Pronto será la exposición de mi grupo, el cual ha trabajado el mismo tema, pero haciendo hincapié en la práctica aportando una pequeña guía de actividades. Espero que les guste a los compañeros. Ilusión y ganas no nos han faltado ni nos faltan.

Un saludo.

Sandra Calero Blanco dijo...

Antes de nada y como comienzo de esta entrada, me gustaría decir que estuve presente en la exposición dedicada a este tema tan poco trabajado en estos cuatro años de carrera.

La verdad es que me pareció muy acertada la idea de incluir como tema a trabajar en la asignatura de Educación para la Salud la temática de Educación para la Muerte, pues como bien puse en mi valoración, nunca antes había llegado a plantearme ciertas cuestiones que tienen que ver con la vida y con la muerte. Como bien he dicho, en estos cuatro años de carrera hemos trabajado y estudiado diferentes temáticas, y entre ellas drogadicción, prostitución, personas sin hogar, personas mayores, sexualidad, menores de reforma, menores de protección, entre otros muchos campos de intervención y colectivos. Sin embargo, no recuerdo haber trabajado la temática de Educación para la Muerte. Por eso, agradezco haber podido disfrutar de esta gran exposición.

Cuando los/as compañeros/as nos dijeron que pensáramos en que nos quedaba una semana de vida, y por tanto pensáramos en las cosas que haríamos durante ese tiempo, me quede durante unos segundos en blanco, pues nunca antes había llegado a plantearme esta cuestión. Sabemos que la muerte está ahí, es algo que a todos los seres humanos nos acecha tarde o temprano, pero al menos yo no me había parado a pensar en que podría estar tan cerca. Con tan solo 21 años de vida, no pienso en la muerte como tal. Si es verdad que intento evitar todo peligro y mal posible, pues no quiero que me pase nada malo, pero no he llegado a plantearme esta realidad con tanta profundidad y dedicación.

Como respuesta a la pregunta de los/as compañeros/as, diría que las cosas que debería de hacer antes de irme de este mundo son:

- Despedirme de todos mis seres queridos y recordarles lo mucho que les quiero.

- Intentar resolver los enfados y peleas que haya tenido con alguien.

- Donar todos mis objetos, mis cosas y mi dinero a alguien que lo necesite, pues yo ya no estaré en este mundo y por tanto no necesitare nada.

- Visitar mis lugares y sitios favoritos antes de irme.

- Confesarme antes de partir.

Finalmente, solo queda decir que a partir de ahora intentaré aprovechar aún más cada segundo de vida, pues tan solo se vive una vez. De igual forma, intentaré ser aún más responsable y consciente de los peligros que nos rodean, evitando todo lo que esté en mi mano.

Sandra Calero Blanco.
4º Conjunta TS-ES.

Unknown dijo...

No nos enseñan a morir. No nos enseñan a despedirnos de los que se mueren. Siempre ha sido un tema tabú, una consecuencia inexorable de ese “carpe diem” vacío y sintético que se nos vende constantemente en esta sociedad capitalista en que vivimos.

La muerte es lo único que llevamos bajo el brazo cuando nacemos. Sabemos que tenemos fecha de caducidad, y sin embargo, nos empeñamos en cerrar los ojos con fuerza, y repetirnos a nosotros mismos que somos inmortales. Se lo decimos a nuestros padres, para que no se preocupen si enferman. Se lo decimos a nuestros hijos, para no tener que explicarles lo que significa “morir”.

Sin embargo, es la muerte lo que dota de sentido la existencia. La conciencia de muerte lleva inherente la conciencia de vida. En el momento en que se entiende la muerte como algo tangible, posible e inesperado, se llena de contenido la vida. Empezamos a preocuparnos por dónde gastamos nuestro tiempo, con quién lo hacemos y de qué forma. Empezamos a hacer las cosas que verdaderamente queremos hacer. Empezamos a tomar consciencia de quiénes somos y de quiénes queremos ser realmente.

La sociedad empuja con fuerza al consumismo voraz. Consumimos ropa, comida, artículos de belleza y cosas para el salón de casa. Compramos compulsivamente medicamentos, y llenamos el botiquín de Paracetamol y de Ibuprofeno, para cuando nos duela el cuerpo. Consumimos relaciones sexuales y relaciones afectivas. Consumimos viajes, sueños y puestos de trabajo. Y sin embargo… ¿Qué queda? Vacío. Todas esas cosas están dirigidas a producirnos placer inmediato, a mitigar un poco ese sentimiento que pellizca la boca del estómago y nos hace preguntarnos cosas. Y nos hace buscar respuestas.

Al negar la muerte, negamos una forma de vida. De vivir la vida llenándola de vida. Como se merece.

Y si nos mentimos y, sobre todo, si mentimos a nuestros hijos, les estamos robando el regalo que supone vivir una vida plena.

Maria Arroyo Puerta dijo...

Desde mi punto de vista decir que me ha parecido una exposición bastante interesante pero como ya se comentó en clase también debemos recordar el tema de la infancia. Y es que debemos de ser coscientes que hay maneras y maneras de decir las cosas, y que nunca debe de perderse la ignorancia en la que esta envuelto un menor en sus primeros años de vida. Coincido con la profesora que tampoco debemos de engañarlos ni crear falsas esperanzas en ellos, pero hay está la educación que cada cuál le de a sus hijos. Pero está claro que es una "materia" mas por así decirlo como por ejemplo la educación sexual, la vial, etc, que debemos de ir aceptando y normalizando en nuestra sociedad.

ana dijo...

La exposición del lunes 9 fue muy interesante pues versó sobre un tema que es arduo para muchas personas pero que a mí me interesa bastante. Comenzaron con un dinámica y algunos/as compañeros/as tuvieron que ver algo que había en una caja y los/as demás no veíamos. Sus rostros reflejaron impacto, en la caja había un espejo y una nota donde decía esta persona va a morir.

Me gustó como trataron el tema, pues dio pie a muchos comentarios y formas de ver la muerte.
Elizabeth Kübleer-Ross dice en uno de sus libros:

“ Para ayudar a otras personas y sobre todo en el trance de la muerte debemos ayudarnos a nosotros/as mismas primero. Las personas enfermas a veces captan el miedo de aquellas personas que les intentan ayudar y acaban consolándolas en vez de que suceda al revés.
Según dice esta autora, antes de ir a ver a personas que van a desaparecer y si se quiere de verdad hacer trabajo de duelo, hay que mirarse en el espejo y ver donde están los propios asuntos pendientes ".

Rocío Fernández Amador dijo...

La exposición dedicada a educación para la muerte, ha sido hasta el momento la más novedosa para mí. Nunca antes a lo largo de los tres años de carrera nos habían hablado de manera tan sensata y directa sobre este tema.

La verdad es que no es un tema que me guste mucho, no suelo pararme a pensar sobre la muerte, prefiero pensar en las cosas positivas y disfrutar de los buenos y los malos momentos de la vida, planteándome sólo en determinadas ocasiones la muerte. Es que creo que si me parece a pensarla durante mucho tiempo dejaría de hacer cosas que hago por miedo a lo que podría ocurrirme. Si bien es cierto que soy consciente de que en algún momento todos tenemos que morir, pues como bien dijeron las compañeras en la exposición es “la muerte es la única realidad segura que tenemos”.

El tema es bastante controvertido y depende de la educación que nos hayan aportado a cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida. En cambio, de una cosa si estoy segura y es de que si educamos para la muerte debemos hacerlo de manera muy diferente según la edad de la persona con la que hablemos, no es lo mismo hablar de la muerte con una mujer de 45 años que con un niño de 12 años. Como bien ha dicho una compañera hay maneras y maneras de decir las cosas y con este tema, es necesario tener tacto, es decir, saber decir las cosas.

Miguel Jesús Jiménez Torres dijo...

Como hemos podido aprender en esta ezposición, y como ya se menciona en los anteriores comentarios, esta sociedad no te prepara para la muerte. Durante nuestro ciclo vital, existen diferentes etapas que nos creemos inmortales, que la muerte nunca llegará y cuando se nos pregunta algo así como se nos preguntó en la propia exposición: ¿qué harías si te quedaran dos semanas de vida?, te echas a temblar, pues mentalmente y cognitivamente no nos planificamos la vida con un fin determinado.

Los nuevos enfoques sociocomunicativos apuntan a un rechazo a envejecer. La vejez se ve como algo perjudicial para nuestras vida, una etapa en al que estaremos como sujetos pasivos d ela sociedad e inactivos. Numerosas campañas televisivas o informaciones provenientes de empresas de bellezas, invaden nuestra retina cuando en nuestra mente quedan recogidas frases como " alarga la vida, alarga la felicidad con la crema antiarrugas tal...". Por otra parte, existe otra parte d ela sociedad, que por su cultura, su tendencia religiosa, sus ideologías, ven la muerte de modo diferente. Para mí, lo más bonito es eso, que para estudiar el tema de la muerte, el etnocentrismo es nuestra arma más letal.

Por otra parte, acabo con una frase que dijo Eduardo Punset en una de sus entrevistas: "Lo importante de la vida es saber que hay vida antes de la muerte"

Lucia dijo...

En primer lugar me gustaría comentar que es una exposición que no me gustó nada; y con esto no pretendo ni quiero ofender a mis compañeras ya que tengo que admitir que la exposición estuvo bastante bien pero la temática me desagradaba un poco. Pues bien tengo que reconocer que le tengo bastante miedo a la muerte, me da miedo pensar y me horroriza el hecho de no poder ver más a mis seres queridos, ya no es lo que me pueda pasar a mí… así que imaginaros lo que me llegó a impactar la primera dinámica y eso que yo no me ofrecí como voluntaria, pues preferí mantenerme al margen, lo mejor era observar, me hubiese causado una gran impresión asomarme a esa caja y verme reflejada en un espejo con una frase que dice “dentro de una semana vas a morir”. En cuanto a la segunda dinámica deciros que ni siquiera la realice, pues no me gusta pensar en lo que haría si me dijeran que me queda una semana de vida, no me lo imagino veo eso tan lejano… ¿y para que pensar en ello?
Tengo que admitir que incluso me está costando redactar esta entrada, se me pasan tantas cosas por la cabeza… quizás lo mejor sea dejarla aquí.

Ana Belén Luna Barbancho dijo...

La exposición que tuvimos la semana pasada sobre la educación para la muerte me resultó bastante interesante, además de crear un debate entre todos los compañeros que asistimos a clase.

En mi opinión, esta exposición hizo darme cuenta la importancia que tiene este tema y nunca lo hemos tratado en otras asignaturas y que debería tratarse.

En cuanto a la dinámica que desarrollamos sobre las cosas que haríamos una semana antes de morir, hizo que me diera cuenta que nunca me planteara esa pregunta.

Otro aspecto a destacar y del que no estoy de acuerdo, es el de educar a un niño pequeño sobre qué es la muerte. En mi opinión, a un niño no se debería de decir lo que realmente supone lo que es la muerte hasta el momento que tenga conciencia y esté capacitado para asimilar y entender lo que es la muerte.

Anónimo dijo...

Creo que en nuestra sociedad actual las personas no estamos "educadas para la muerte". Es un tema tabú, del que no se suele hablar y cuando se habla sobre ello se hace evitándola, ocultándola, disfrándola de otros sentimientos. Esto ocurre sobre todo cuando hablamos de la muerte con niños pequeños. Éste es un tema que comentamos bastante en la última exposición sobre la muerte. Desde pequeños no estamos siendo educados para aceptarla de una forma natural, como lo que es, puesto que tan natural es vivir como morir. El hecho de ocultar a los niños pequeños que la muerte existe puede crear grandes confusiones y sufrimientos en ellos, puesto que no entienden lo que ocurre a su alrededor cuando ha fallecido algún familiar y sus padres no saben cómo contarle lo que ha pasado.
No aceptar la muerte debidamente supone dificultar y hacer más angustioso el duelo que sufrimos las personas cuando perdemos a un ser querido. Nos preguntamos el por qué, sentimos ira, nos lamentamos continuamente... Estos sentimientos tal vez serían menos dolorosos si desde pequeños nos educan en que la muerte es algo que forma parte de la vida, que no hay que buscarle explicación, pues es algo que está ahí.
Lógicamente, la educación que ofrezcamos a los niños debe ir adaptada a su edad y sus características, tratando el tema atendiendo a sus capacidades.
Para mí, la muerte también es algo de lo que no me gusta hablar, tal vez sea éste el motivo. Por ello, he de reconocer que la educación para la muerte es también necesaria en nuestra sociedad, al igual que la educación vial, la educación sexual, etc, y sin embargo, es algo que no acostumbramos a oir.

Miriam C.B. dijo...

Después de trabajar el tema de educar sobre la muerte, y ver las aportaciones de otros compañeros de clase que han tratado la misma temática, he de decir que parece invisible la importancia existente en la educación sobre tal tema.

La idea de muerte como tabú está más arraigada en nuestra sociedad de lo que creemos. Queda claro que ante cualquier hecho doloroso, intentamos evitarlo o alejarnos de él para que no nos produzca daño o tristeza, pero todo en esta vida hay que enfrentarlo. Debemos de ser capaces de tratar la muerte de cualquier ser querido como algo inevitable y natural de la vida.

"Todos nacemos, todos morimos" era el lema de nustra exposición, una dura verdad, pero cierta al fin y al cabo.

Y para intentar quitarle esas connotaciones tan negativas al concepto de muerte debemos de ser conscientes en otorgar una educación sobre la muerte desde la infancia. Los niños son, sin danros cuenta, los que al final más sufren con nuestras "mentiras piadosas" sobre la pérdida de alguien o algo, creando en ellos miedos e interrogantes que no se aclaran con "se ha ido de viaje", o "está dormido".
De aquí parte la necesidad de una educación dirigida al concepto de muerte, y sobre todo, a afrontar el fenómeno del duelo, que tan díficil se nos hace, pero sin embargo, es una de las cosas más necesarias para seguir adelante.

Miriam C.B. dijo...

Después de trabajar el tema de educar sobre la muerte, y ver las aportaciones de otros compañeros de clase que han tratado la misma temática, he de decir que parece invisible la importancia existente en la educación sobre tal tema.

La idea de muerte como tabú está más arraigada en nuestra sociedad de lo que creemos. Queda claro que ante cualquier hecho doloroso, intentamos evitarlo o alejarnos de él para que no nos produzca daño o tristeza, pero todo en esta vida hay que enfrentarlo. Debemos de ser capaces de tratar la muerte de cualquier ser querido como algo inevitable y natural de la vida.

"Todos nacemos, todos morimos" era el lema de nustra exposición, una dura verdad, pero cierta al fin y al cabo.

Y para intentar quitarle esas connotaciones tan negativas al concepto de muerte debemos de ser conscientes en otorgar una educación sobre la muerte desde la infancia. Los niños son, sin danros cuenta, los que al final más sufren con nuestras "mentiras piadosas" sobre la pérdida de alguien o algo, creando en ellos miedos e interrogantes que no se aclaran con "se ha ido de viaje", o "está dormido".
De aquí parte la necesidad de una educación dirigida al concepto de muerte, y sobre todo, a afrontar el fenómeno del duelo, que tan díficil se nos hace, pero sin embargo, es una de las cosas más necesarias para seguir adelante.

esther morillo dijo...

Creo que es la clase en la que más angustia he pasado. Me horroriza el tema de la muerte por distintos problemas personales y pienso en ella más de lo que me gustaría.

Las dinámicas me parecieron acertadas para el tema objeto de debate, pero me hicieron sentir mal. La segunda no la realice porque no sabía que poner, que haría...Es cierto que en muchas ocasiones he pensado en ello, pero creo que hasta ese momento no sería capaz de decidir que hacer y, quizás ni ese momento porque el miedo a lo desconocido me cogería....

Lo que sí se seguro que estaría con aquellas personas a las que quiero y a las que sin duda alguna echaría de menos...aunque claro está no sé si eso sería posible, más bien que me echarían de menos.

Creo que recordaría lo feliz que he sido hasta este momento, quitando determinadas situaciones que aunque no graves me han llevado a este miedo que tengo a la muerte y que aunque ahora controlo más, es algo que cuando lo tienes es muy difícil de evitar y mira, que yo era una de esas personas que nunca se había parado a pensar en la muerte.

En fin, aunque el tema no me gusta nada y mis compañeras que expusieron lo saben de primera mano, creo que la exposición fue bastante acertada y nos hizo debatir sobre temas muy interesantes.

clara maeztu gomar dijo...

Lo cierto es que es muy difícil ponerse en esa situación. Por mucho que sepamos que algún día moriremos, no es algo que solamos tener en mente en nuestro día a día. A veces vivimos como si esperásemos que todo fuera para siempre, y nos sorprendemos cuando cerramos las distintas etapas que vamos dejando atrás, las cuales en muchos casos no volverán.
Los conceptos “para siempre” o “nunca más”, son algo que nos viene muy grande. Lo cierto, es que no nos enseñan a afrontar la muerte, a gestionar el dolor o la pérdida que genera, o a aprovechar de forma positiva el tiempo que se nos concede, inconscientes en muchas ocasiones de lo efímero que es.
Si me quedase una semana de vida, me dedicaría a disfrutar, pero no de la manera en que se nos transmite muchas veces que hay que hacerlo. Me dejaría llevar, que es algo que pocas veces tenemos la oportunidad de hacer. Abandonaría todas las obligaciones que tenemos, dejaría todos los libros y las tardes enteras en una habitación haciendo trabajos a las que nos relega la universidad, y haría lo que realmente quisiera. Si fuéramos inteligentes, aprovecharíamos el tiempo para disfrutar. Tomar el sol, beber un refresco, disfrutar de una buena conversación o de la compañía de los que más quieres, se convertiría en algo especial. Esas pequeñas cosas cotidianas que hacemos normalmente, pero que no valoramos, dando por hecho que todavía queda mucho para que se acabe el viaje. No se trata de hacer grandes cosas, sino de dar un gran valor a lo pequeño y cotidiano.
Quizás, si viviéramos así todo el tiempo, alcanzaríamos a ver el verdadero valor de todo lo que se nos permite hacer cada día. Sin embargo, quizás es precisamente esa inconsciencia cotidiana de nuestro corto paso por el mundo, la que nos permite vivir sin angustia.

Esperanza dijo...

Vivimos en un mundo donde pararnos a pensar lo que hacemos, lo que nos supone y los sentimientos que nos produce consideramos que es una pérdida de tiempo.

Vivimos en función de un tiempo que es nuestro mayor carcelero y quien, en última instancia nos controla y conduce.

Y, sin embargo, tememos a ese tiempo, tememos al tiempo que nos queda, tememos a la muerte.

Tememos a lo más seguro que tenemos en nuestra vida, sobre pensamos poco porque quizás lo vemos muy al final, sobre todo cuando somos jóvenes.

Pero dinámicas como las que las compañeras no han presentado te hacen reflexionar, pensar sobre que todo está más cerca de lo que pensamos, que tenemos que tener ese 'carpe diem' presente en cada día y cosa que hacemos.

No debemos ver la muerte como algo negativo, si no como una realidad en función de la cual tenemos que actuar.

Tenemos responsabilidades, pero también tenemos que aprender a disfrutar de lo que nos gusta, ya que en la mayoría de las ocasiones, poco tiempo dedicamos a esta tarea.

Carmen Morillo dijo...

Es obvio que la educación para la muerte resulta tan importante en nuestra sociedad, como la educación para la vida, porque aunque sean polos opuestos, forman parte de un todo interconectado.

El enseñarnos a despedirnos de las personas que queremos, valorando de forma positiva lo vivido con ellas, es algo que no se da en la actualidad, y que sin embargo resulta necesario para completar nuestro proyecto vital de forma satisfactoria.

Como futuros educadores sociales debemos eliminar la visión irreal de la vida que se nos ofrece en la actualidad, y la concepción de la vejez como una etapa odiada que precede a un final que nadie acepta, dando paso a una comprensión de ésta tal y como es: un ciclo que empieza, pero que también acaba.

En definitiva, debemos sensibilizarnos con la idea de morir, ser conscientes de lo cerca que puede estar ese momento, para ser conscientes de lo que queremos hacer y ser, y que lo seamos.

Vida sólo hay una hasta que se demuestre lo contrario, y hay que darle sentido, midiendo cada paso que damos, para no tropezar.

Carmen Morillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ISA dijo...

Soy una persona que desde pequeña, tiene mucho miedo a la muerte. Recuerdo cómo desde muy pequeña pensaba en este hecho y me aterraba y me aterra. Incluso, pienso que ahora puedo tenerle incluso, más miedo que antes, porque ¡gracias a dios! aún no he sufrido la muerte de un familiar muy cercano o de alguien muy allegado. Por lo que mi actual terror no es la muerte o mi muerte en sí sino que, proviene de si yo voy a ser capaz de gestionar que alguien al que quiero muchísimo se muera y no pueda volver a verle. Por ello, como persona con este tipo de pánico, considero esencial que se fomente la educación para la muerte. Además, opino que la educación para la muerte va de la mano con la educación para la vida. Sólo si estás preparado para afrontar las muertes de tus allegados y la propia, podrás tener una vida gozosa, responsable y libre de ciertas paranoias, ya que influirá en tu conducta y comportamiento.

Personalmente, opino que la cuestión primordial de la educación para la muerte está en que cada persona sea capaz de crear qué significado tiene la muerte para sí misma, y a partir de ahí poder trabajar las connotaciones negativas y perjudiciales que tal significado pueda tener para la persona, de forma que la misma recree ese propio concepto interiorizado, y pueda así, liberar todas las emociones y sentimientos que le genera de forma positiva. En mi opinión, para morir o que se muera alguien de alrededor, no es sólo el fallecimiento. Por ejemplo, cuántas veces hemos hecho daño a alguien que queríamos y esa persona nos ha castigado sin su amistad o sin su cariño, o también al revés, cuántas veces nos han hecho algo y hemos sido nosotros los que nos hemos retirado de alguien que no deseaba realmente esta huída: parejas que se rompen, familias que se distancian, amistades que se acaban… Para mí, todas las anteriores situaciones producen un sentimiento similar al de una muerte (siempre que ésta no haya sido trágica) puesto que es como si para nosotros esas personas estuviesen “muertas”: nos dará pena, recordaremos con el tiempo los momentos buenos con añoranza, nos quedarán muchas cosas por decirles que no le dijimos… Sin embargo, nadie teme a ninguno de los casos anteriores como lo hace para la muerte. Por ello, pienso que la cuestión se encuentra en dicha reconceptualización de lo que significa la muerte y en lo que podemos hacer en vida.

A propósito de la dinámica que hicieron las compañeras, tengo que decir que me pareció muy acertada y me hizo reflexionar mucho sobre el tema. Sin embargo, opino que quizás cuando nos planteamos esta serie de preguntas, pensamos en realizar cosas que no solemos hacer, que no hemos hecho… no sé como comportarnos de forma diferente a como realmente somos día a día, por lo que no estaríamos muriendo como realmente somos. Por ello, educación para la muerte, para mí personalmente, se vuelve a entrelazar con la educación para la vida, pues si realmente queremos hacer todas esas cosas si supiéramos que vamos a morir, mejor hagámoslo en vida, sin tener que estar esperando un final para cambiar, porque entonces no seremos nosotros mismos. Además, seamos felices en nuestra vida y así, lo seremos y lo serán con nuestra muerte.

En este sentido, quiero apuntar aquí una película que despierta unos sentimientos y emociones muy parecidos a los de esta dinámica y que sobretodo, a través de un argumento bastante divertido, hace reflexionar sobre el tema, quitando en cierto modo, el matiz negativo que todos asociamos a la muerte. Esta película se titula “AHORA O NUNCA” y sus actores principales son Jack Nicholson y Morgan Freeman (es muy actual, 2007-2008) Quizás algunos compañeros la conozcan, porque la pudimos visionar en otra asignatura, pero para aquellos que no, os la recomiendo.

Gara dijo...

A mí, como a muchos compañeros, la muerte me produce ansiedad y miedo.
Creo que los jóvenes no pensamos mucho en la muerte pues es algo que vemos lejano y no tenemos conciencia de ella. Sin embargo, las personas mayores, como hemos estudiado en otras asignaturas, tienen más interiorizado la llegada de la muerte y por tanto lo aceptan de mejor modo.
Sin embargo, creo que la educación para la muerte es una educación necesaria para todas las edades, pues auqnue todos tengamos que pasar una etapa de duelo y de aceptación si estubiésemos educados para aceptarlo de manera más llevadera sería más fácil.
Las dinámicas realizadas en clase me han causado nerviosismo pero a la vez reflexión. No se que haría si me dijeran que me queda una semana de vida. Seguramente me asustaría tanto que no sería capaz de realizar las cosas que verdaderamente me gustaría hacer.

Jessica Ruiz Aranda dijo...

La muerte... un tema aún tabú para muchos en nuestra sociedad. Cuando decimos Educación para la Muerte, aún me resulta un poco extraño, rozando casi lo cómico. Esta exposición ha llamado especialmente mi atención, posiblemente debido a que es uno de los temas más extraños y creadores de debate que puede existir.

Existe en la actualidad una creencia de que cuando algo no se habla, no se menciona, es como que no existe. Eso pasa con la muerte. Nuestra cultura pone en la muerte un matiz negativo, y en el nacimiento uno positivo, concebiendo el todo como principio y fin. Existen culturas en América del Sur donde cuando alguien muere, lo celebran, pues pasa a una vida mejor, sin sufrimiento ni dolor. Sin embargo, cuando alguien nace lloran, pues saben que viene a este mundo a sufrir y a padecer males.

Esto demuestra que hasta algo tan elemental y puro como es la muerte, es algo impregnado de cultura, creado por la misma, y que las visiones sobre ella cambia según la perspectiva tomada.

Las dinámicas de las compañeras nos hacen plantearnos preguntas que, si no estuvieramos tan ocupados el resto de las semanas, nos plantearíamos más a menudo. El ser humano es tan complejo e idiota a veces, que para realizar aquellas cosas que le encantaría hacer, necesita saber que va a morir en menos de una semana.

¿No se vuelve absurdo esa filosofía de vida (o de muerte)? ¿Por qué esperar a tener una fecha de caducidad para poder sacar la fuerza necesaria para hacer lo que nos hace felices? Cosas así ponen de manifiesto la necesidad de incorporar la educación para la muerte a la programación educativa oficial.

Creo que un cambio en nuestra manera de pensar y ver las cosas nos haría un poco más felices.

maria soto dijo...

La muerte es el tema constantemente vetado. Es negativo, de mal gusto. A pesar de ser tan antiguo como el ser humano, de que aparezca a diario en los medios de comunicación social, de que jamás haya habido tanta apertura y flexibilidad educativas como en la actualidad, a pesar de la creciente tendencia al desarrollo de la escuela hacia y desde lo cotidiano, y de conocer la conveniencia de la prevención, etc., todavía nadie nos enseña a encontrar un sentido aséptico (no-parcial), significativo y sobre todo autodidáctico, a la muerte. Y mucho menos a morirnos.
Creo, en conclusión, que si desde las aulas, las familias, los medios de comunicación, las políticas educativas, etc. no se incluyen la Educación para la Muerte como un contenido global, ordinario y normalizado, no se estará enseñando a vivir completamente.

la muerte debería ser también parte de la educación pero se muestra muy resistente a ella porque, carece de tradición profesional en la educación y tiene tradición histórica en otros ámbitos como la familia, las religiones, las filosofías, las tradiciones culturales, los ritos etc.

En la sociedad actual se ha recubierto de miedo y negatividad y realmente es algo tan natural como amar, vivir, reproducirse, Si se pudiera hablar de ella abiertamente, para nosotros la muerte no sería un duelo tan doloroso, se podría superar con más facilidad y se evitarian miedos innecesarios. También es cierto que al estar tan dividida por las diferentes corrientes según las religiones y creencias, el cristiano y el ateo, la entenderían de dos maneras muy diferentes y la educación debería estar, también en consonancia dividida para estas creencias.

Anónimo dijo...

La muerte y el afrontamiento de los últimos días de nuestra de vida es un tema existencial. Todas las personas mayores cuando llegan a cierta edad empiezan a plantearse este tema y es necesario que los profesionales eduquemos en ese aspecto.



Hay que aprovechar la situación actual para educar sobre la muerte, pero no solo a las personas mayores, sino a toda la población, ya que todos en ciertos momentos de nuestras vidas perdemos a seres queridos y sufrimos ciertas pérdidas que nos llevan a superar periodos de luto de una forma u otra. Lo cierto es que no todo el mundo supera estas fases de la misma forma, unos lloran y otros no, ya que cada persona gestiona sus emociones de forma diferente, lo importante es superar esos momentos, ya que con el tiempo si no se superan puede llevar a problemas psicológicos más graves. Con ello quiero decir que es necesario educar a nuestros jóvenes con estos temas, ya que en cualquier momento pueden pasar por estas fases y es necesario que sepan la naturalidad e importancia de estos aspectos. Hoy existe la apertura y la flexibilidad necesaria para hablar de estos temas en referentes educativos, pero hablar de la muerte puede suponer chocante para los jóvenes. Sin embargo, los nuevos planteamientos de educar para la vida e incluir a la muerte como parte de la misma, son muy acertados y pueden tener un significado autodidáctico para el joven y el mayor.


La educación actual no prepara para la muerte, desde los jóvenes hasta las personas mayores, nos vemos ante la tesitura de enfrentarnos a temas que nos dan miedo y a medida que crecemos los miedos se superan y aparecen nuevos fruto de la maduración humana. Ya desde jóvenes empezamos a apreciar la cruel realidad de que no somos inmortales y que nuestra existencia es finita, asumiéndose la realidad de la muerte de todo ser humano. Es por ello necesario que el profesional del campo social actúe en consecuencia y ayude al ser humano a afrontar con éxito el propio miedo que acarrea nuestra muerte. Introducir esta temática en el campo educativo de nuestra vida puede llegar ha ser controvertido, pero desde la naturalidad que lo conforma es necesario trabajarlo, ya que hay un gran diferencia entre entender la muerte y prepararte para la misma. Bajo mi concepción uno se prepara por si solo, pero pocos nos ayudan ha entenderla, que previsiblemente es un paso necesario a dar para llegar ha concebirla.



Cierto es que las personas mayores ven la muerte de diferente forma, pero nuestra función es la de apoyo en esa transición que deben de pasar para asumir la naturalidad e inevitabilidad que conlleva la muerte. La concienciación y educación es la guía que todo trabajador social y educador social debe seguir para romper las barreras de aquellos pensamientos y miedos que aparecen al final de la vida y que previsiblemente son malos para la propia calidad de vida, siendo necesario en definitiva una educación para la vida-muerte.

MAGDALENA SÁNCHEZ LITRÁN, 4º EDUCACIÓN Y TRABAJO SOCIAL

Maria Baena dijo...

La verdad es que, este es un tema que normalmente no nos planteamos. Me parece muy importante que desde pequeños nos eduquen en este tipo de cuestiones.
No nos preparan para asumir que cualquier día podemos perder a alguien que queremos, que en cualquier momento podemos morir...
Con respecto a las preguntas de la entrada, puedo decir que la dinámica me hizo pensar mucho, demasiado podría decir.
De forma inmediata pensaría en estar con la gente que quiero, viajar a sitios que quiero ver antes de morir y lo que dejaría de hacer serían las obligaciones que tuviera en esos momentos (trabajar o estudiar)

Miguel Rodríguez Guerrero dijo...

La muerte es uno de los acontecimientos más temidos por el ser humano, por ello todos y todas necesitamos prepararnos para la misma tanto con respecto a nosotros mismos/as como hacia los demás (el duelo).

En mi opinión, las personas de la sociedad actual no estamos preparadas para afrontar adecuadamente la muerte y difícilmente podemos estarlo. Ya sea por la cultura actual que cifra la muerte como lo totalmente indeseable y doloroso, o por pura lógica. Lo cierto es que actualmente nuestra vida discurre sin que pensemos en una verdad máxima: somos seres finitos.
Por eso, el pensar en que hoy puede ser nuestro último día de vida nos lleva hacia el miedo, o terror mejor dicho.

Las personas necesitan de una educación para la muerte, pues requieren conocer y concienciarse sobre la totalidad del proceso, solo así su afrontamiento se producirá de una forma más favorable.
En mi opinión, como profesionales de la intervención social y educativa,podemos actuar de tres formas principales: educando para poder adoptar una actitud correcta ante la muerte para poder disfrutar más de la vida, con más calidad y bienestar; el apoyo a ofrecer a la persona con enfermedad terminal, familiares o personas mayores; e interviniendo sobre el contexto y las relaciones sociales de la persona que se encuentra en una situación terminal.

Nuestra misión radica en ayudar a mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas que se encuentra en el final de su vida. Debemos ayudarles a que la afronten mejor, tanto ellos como su entorno cercano, y a que disfruten todo lo posible del final de su vida. 

Jéssica Ocaña Simón dijo...

Hablar de la muerte y de lo que eso supone, nos llena de angustia y malestar.
Algo que influye en la presencia de ese tipo de sentimientos, es la ausencia de una educación para la muerte.

Este es un tema que se tiene aislado, del que no se habla, pero del que más deberíamos de conocer pues luego puede tener consecuencias negativas para nosotros mismos. La propia angustia y desesperanza.

Por todo ello, es importante tener todo esto en cuenta tanto para nuestro propio desarrolo personal, como para el de los demás e incluso para nuestro ejercicio profesinal.

Ro Garrido Franco dijo...

La educación tanatológica o sobre la muerte es igual de importante que muchos otros aspectos y acontecimientos que se dan en las etapas de la vida y son tratadas desde la Educación para la Salud. El hecho de que sea la última etapa final de la vida, no implica que no requiera de conocimienos para saber cómo afrontar esos momentos.

Es evidente que al pasar la muerte de ser un tema público y aceptado a un tabú después de la Guerra Mundial, los miedos hacia este momento han aumentado y se prefiere evitar y huir del tema.

Es conveniente educar desde niños para que nose adquiera ese miedo y hacerles conocer una realidad más ofreciendo explicaciones claras para no crear falsas creencias o teorías erróneas. Además, disponiendo de estos conocimientos la propia persona debe tener consciencia de los derechos que tiene para tomar decisiones sobre su forma de morir, en el caso de que tome la decisión de la eutanisa o preferir medidas que prolonguen la vida.

La cuestión es que junto con los avances médicos para prolongar la vida hay que educar para tener una nueva concención de la muerte y hacer frente a ella y no tenerla como un tabú.

Ana Black dijo...

Ante esta exposición, se me vienen varias cosas a la cabeza.

En abril, creo, se sacó a nivel andaluz una ley llamada ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte. Supone la primera ley a nivel estatal (concretada en andalucía) que habla tan sencillamente de la muerte.

E4sta ley permite que la persona pueda firmar una ultima voluntad vital anticipada y puede tomar la decisión de no recibir tratamiento o recibir sedación paliativa hasta su muerte.

La controversia de dicha ley viene en el momento en el que la ley no incluye para los médicos la posibilidad de la objeción de conciencia.

Se genera entonces el problema:
¿Es cuestión de educación para la muerte, asumiéndola como un proceso más de la vida? o ¿es cuestión de moral propia independientemente de la educación para la muerte que tengamos?

Nose en otros países, aquí está claro que deberíamos de tener una mejor educación ante ella. Ante lo que supone y ante el duelo que se produce con esa pérdida.

Si creo también que no se trata de de inculcar una reacción frígida ante la muerte. Que no nos eduquen ante la muerte creo que no debemos interpretarlo como un tema que deba perder el respeto que se le tiene.

Es inevitable tanto el duelo, como el color, la pena, la angustia la resignación, y un largo etc. Pero no es eso lo que creo que se debe evitar cunado hablamos de educación para la muerte.

Lo que personalmente me resulta necesario es una educación para la efemeridad.No podemos mantenar nuestra visión de un mundo sólido y durable que nos desnaturaliza. Educación para el paso del tiempo, para las fechas de caducidad, para no poder tenerlo todo porque todo puede esfumarse. La muerte en sí misma forma parte de la vida de las cosas y en las personas sin duda es una parte fundamental ya que cuando alguien muere (a parte del duelo) una situación de crisis anda por el filo de la navaja sin saber si generarse o no.

Es el miedo ante estas cosas lo que debemos controlar. Todas las culturas temen a la muerte pero su temor lo gestionan de otra forma.

Luisa Gutiérrez dijo...

Educación para la muerte… un tema bastante novedoso pero también bastante oculto a nivel social. Esta exposición me ha llamado bastante la atención ya que he podido reflexionar sobre lo importante que es el factor ‘educación’ y ‘madurez’ de cara al fin de nuestros días.

Desgraciadamente, hoy día mueren millones de personas de diferentes edades, sexos, enfermedades, accidentes,… que son compensadas por nuevas vidas que van regenerando nuestra sociedad. Los fallecimientos, a pesar de ser un tema vigente y latente en la actualidad no siempre están en boca de todas las conversaciones, especialmente en el caso de jóvenes como nosotros/as incluso para los más adultos. En mi opinión, para la gran mayoría de personas la muerte es sólo una palabra que únicamente adquiere sentido cuando llega el momento. Es decir, no siempre queremos ‘pre-adelantar’ hechos en relación con la muerte al pensar que no se adaptan a nuestro momento vital, o incluso, no queremos llegar a esa situación ‘’terminal’’ porque nos resulta un hecho tan dramático que únicamente queremos saber de él cuando llegue el momento en el que nos ha tocado dar por terminada nuestra larga o corta vida.

Atendiendo a la dinámica realizada por las compañeras sobre qué haríamos si nos quedase una semana de vida, algo impactante pero que le puede suceder a cualquiera inesperadamente, pude reflexionar sobre varios aspectos y experimenté varias sensaciones. Por un lado, me hubiera llevado un disgusto en parte al no poder haber realizado completamente mis sueños: el formar una familia, el vivir más tiempo ella, el verlos envejecer, el compartir nuevas experiencias con la gente que quiero… es decir, lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido el darme cuenta de las cosas que aún me gustaría hacer a lo largo de mi vida pero que he perdido el tiempo en no luchar activamente por conseguirlas. Pero por otra parte, podría pensar que iba a estar con mis seres queridos en alguna parte, como forma de consolación.

En una semana me gustaría hacer tantas y tantas cosas que han de llevarme años para ser verdaderamente lo que quiero, y que por tanto, me vería con un miedo terrible no solo por mi propia vida sino por el sufrimiento de mi gente más cercana. Eso es quizá lo que más me preocuparía y el solo hecho de pensarlo me asusta. Sin lugar a duda, pasaría esta semana con ellos, con mi familia y las personas que realmente quiero, aprovechando cada minuto y dando gracias a todas aquellas con las que he aprendido cosas nuevas y me han permitido ser mejor persona al igual que ellas lo han sido en su caso, conmigo, incluyendo principalmente a familiares, pero también a mi pareja y amigos/as.

Sinceramente en otras ocasiones he pensado en la muerte, al conocer de cerca situaciones un tanto difíciles y es algo que no quiero ni volver a pensar en ella. En resumen, me da un poco de pánico aunque es algo que tarde o temprano llegará a todos/as.

Es por ello por lo que considero que la ‘educación para la muerte’, creo que debería encaminarse más hacia el tranquilizar a las personas y en no categorizarla como una palabra ‘tabú’. Por lo demás, no creo que sea necesario o más bien, no me gustaría pensar en la muerte todavía, creo que no estamos en edades para hacerlo, pero sí en reflexionar continuamente sobre qué hemos hecho en nuestras vidas y qué nos falta para ser más felices, sin tener que implicar a la muerte para darnos cuenta de las cosas.

En definitiva, pienso que la muerte es un concepto al que cada persona en función de la educación recibida y de las experiencias vividas, le otorga una importancia diferente. Es por ello, por lo que la ‘educación para la muerte’ considero que debería centrarse primero en la persona (qué es para ti la muerte) y luego establecer una serie de patrones educativos para que el miedo no nos impida hacer lo que verdaderamente queremos. La educación para la muerte creo que es importante aplicarla en determinadas personas para quitarles los miedos y vivir más aprovechadamente nuestras vidas.

Ana Belén dijo...

Respecto a la temática de “Educación para la muerte” personalmente considero que se trata de una cuestión compleja, para la cual no creo que estemos muy preparados puesto que hasta el momento había sido un tema ausente a lo largo de nuestra formación. Hecho que revela una vez más que aún en la actualidad sigue suponiendo un tema tabú, aunque intentemos incorporarlo de la mejor manera posible.
Así pues, resulta muy complicado trabajar en este ámbito y tiene que ser muy duro intervenir con personas que realmente tienen la muerte cerca ya que en la teoría todos las pautas pueden encajar pero en la práctica la verdad es muy dura y todas las personas no respondemos igual ante los mismos hechos. Además dependerá de múltiples factores como la edad, la situación, las circunstancias, el momento, etc, en la forma de encajar dicha noticia.
No obstante, con respecto a la dinámica que realizaron las compañeras la verdad que fue muy impactante y nos llevo a la reflexión sobre asuntos de verdadera importancia en los que por general coincidimos en la preparación de los familiares, en una buena despedida, pasarlo lo mejor posible y disfrutar de esa última semana. Personalmente no me gusta pararme a pensar demasiado, como la inmensa mayoría supongo, en estas cuestiones ya que me producen angustia, miedo, tristeza, desconcierto y un sinfín de adjetivos negativos que perturbarían mi existencia.
Ahora bien, respecto al lema del “carpe diem” e incluso al debate surgido en clase sobre la notificación de un fallecimiento a un menor creo que se tratan de temas muy difusos. Sobre el lema puede ser útil hasta cierto punto y dependiendo en qué circunstancias se emplee, ya que vivir toda la vida pensando que es el último día de manera desenfrenada nos llevaría a evitar responsabilidades, no esforzarnos, no hacer cosas provechosas. .. Y en cuanto a la notificación pienso que es un hecho muy subjetivo en el que se debe emplear mucho tacto, aunque pienso que los padres son las personas que mejor conocen a sus hijos por lo que es respetable la manera de hacer el comunicado siempre que el niño lo comprenda.
Sin más decir que me ha resultado un tema muy interesante pero sobre el que no me gustaría trabajar, ya que pienso que se debe estar muy preparado para poder afrontar estas situaciones y mostrar apoyo y orientación a personas que estén pasando por lo mismo.

ligiaupoepa2 dijo...

Bueno pues este tema me pareció muy interesante, porque como llega a ser un tema tan tabú, nunca se me habia ocurrido hablar de la muerte en público. Yo soy una de las personas que dice que sé que la muerte está ahí y que puede ocurrir en cualquier momento, pero mejor no lo pienso. Evito hablar de estos temas y cambio de conversación si surgen.
Pero es lo que nuestra cultura ha fomentado, que sea un tema tabú para todos, de ello,que saliese el tema en clase de no comunicarle a los niños la muerte de los familiares, y decirles alguna mentira sustitiva. De modo surgió el debate de la religión, donde yo opino que frente a tus principios religiosos está la verdad de la perosna que fallece por lo que no creo que se deba fomentar por ejemplo lo del cielo y el infierno a la hora de la muerte, por que lleva a que se formen expectativas irreales de la muerte.

yolanda dijo...

Con respecto a la muerte, algunas personas tienen tanto miedo a que les ocurra algo y puedan llegar a morir, que no disfrutan la vida plenamente. Así, que pienso que todas las personas debemos concienciarnos de que, como se dijo en las exposiciones, la muerte es una realidad segura, que va a ocurrir tarde o temprano. Por ello, nosotros/as como futuros educadores sociales, debemos transmitirles la información expuesta en las clases, para que se den cuenta de que la vida es muy corta y que debemos aprovechar el momento como si fuera el último.
También sería interesante y esencial educar sobre la muerte a los más jóvenes, ya que así cuando sean adultos podrán ser concientes de que la ocurrirá y debemos estar preparados para lo que ocurra.
Asimismo, quiero resaltar que, quien no haya visto las películas "Tu vida en 65 minutos" y "Mi vida sin mí", pienso que sería muy interesante que las vieran, ya que se darán cuenta de que la muerte llegará en algún momento de nuestras vidas.

Jaime dijo...

Temática que siempre me ha llamado especialmente la atención y que en esta asignatura he tenido la oportunidad de conocer.
La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad, a pesar de que todos somos consciente desde temprana edad que nuestra existencia tiene un principio y un final, y que por tanto, todos estamos predispuestos a ello. Algunos prefieren no pensar en que tenemos fecha de caducidad; otros, sí. Planteamientos y posturas respecto a la muerte, ambas totalmente respetables, pero con consideraciones y matices que trataré de describir a continuación.
A algunos le produce temor, pavor pensar en la muerte. Tratan de vivir sin contemplar en su final. Otros tratan de tener siempre como referencia que en cualquier momento nuestras vidas se pueden acabar, teniendo una actitud vital en vista a este planteamiento. Personalmente considero que ambos planteamientos tienen consecuencias diversas. Entre los primeros descritos quizás ese pensamiento pueda ocasionales serios trastornos cuando de enfrentarse a una pérdida se trate, algo que sería más fácil de sobrellevar si efectuamos el segundo pensamiento. Igualmente también es de comentar que el no pensar en ello (muerte) podría suponer gozar de una actitud más activa y vitalista ante la vida, algo que puede verse mermado en el segundo de los casos descritos. No obstante éstos son planteamientos muy generalizados y podemos encontrar multitud de variantes en estas consideraciones, según cada caso individualizado.
Personalmente considero que debemos combinar el considerar una actitud activa y positiva ante la vida contemplando paralelamente y siendo consciente del carácter finito de la vida, sin que ello nos bloquee ni nos traumatice. Es ahí para la consecuención de esta actitud donde debe desempañar su labor la Educación para la Muerte, en la que como futuros educadores sociales podemos tener cabida.
También estuvimos hablando en clase del modo en como comunicar a un pequeño /a la pérdida de un ser querido y si es conveniente esta comunicación. A esta cuestión he de decir que soy totalmente partidario de dar a conocer al menor el fallecimiento de una persona cercana pues con ello evitaríamos futuros problemas e incluso el sujeto estaría más preparado para afrontar futuros acontecimientos de la misma índole. Obviamente esta comunicación ha de estar adaptada a la edad del menor, utilizando connotaciones específicas dependiendo de las creencias familiares, etc, pero en todas ellas debe subyacer la idea de que la persona fallecida desaparece para siempre, no dejando lugar al menor de albergar esperanzas futuras de encontrar a la misma con vida.

Jaime Palacios Naves
3º Dip. conjunta Trabajo Social y Educación Social

Elisa Alanís Leal dijo...

Todos/as al pensar en la muerte sentimos miedo, angustia, tristeza...y preferimos evitar el tema. Por ello, dentro de los diferentes temas a tratar como futuros educadores/as sociales, éste debe ser un tema a trabajar en la sociedad actual, pues el no hablar de este hecho y no estar preparado para ello puede dañar seriamente nuestro desarrollo personal.

Referente a este tema, nuestra principal tarea ha de centrarse en informar, concienciar y hablar con total normalidad de algo tan desconocido como es la muerte, lo cual ayudaría a que la persona asumiera este hecho desde otra perspectiva y así evitar la aparición de un posible sentimiento de frustración personal ante la duda de cual será el día de nuestra muerte, pues es algo que no se puede predecir.

Sin embargo, entre las diferentes opiniones o concepciones que se puedan crear acerca de la muerte, todo ello va a depender principalmente de los valores, la cultura, la religión y la filosofía de vida que pueda tener una persona, y que en todo caso ha de ser respetada, siempre que no atente contra los Derechos Humanos de toda persona.

MªCarmen Salas dijo...

El hecho de haber trabajado en clase un tema tan respetado como la muerte, fue algo interesante. No sólo como profesionales sino como personas, fuimos capaces de debatir nuestras percepciones sobre la muerte y el miedo y malestar que puede llegar a generar sino no se acepta o nos conmueve la preocupación.

Desde mi punto de vista fue una clase distinta, con una temática innovadora, al menos para mí, donde las diferentes dinámicas puestas en práctica invitaron a la reflexión personal y a establecer un compendio de prioridades.

Ser educador social, y saber educar para la muerte creo que es una tarea pendiente y que supondría un gran avance si se sabe tratar. Por ejemplo, saber explicar la muerte a un niño sin que llegue a frustrarse o sentirse culpable es algo necesario y que puede provocar muchos beneficios individuales.

Lucía Sánchez C. dijo...

En nuestra sociedad, hablar de la muerte se considera tabú e incluso de mal gusto. Bajo mi punto de vista, a pesar de que por mi cultura y por la sociedad en la que me he educado no me sea agradable este tema, al recapacitar mi opinión versa en que nosotros como educadores/as hagamos de ésta un tema cercano y propio del ser humano. Con el fin de saber vivir mejor.

Uno de los principales temas que abordamos durante esta exposición fue la educación en la muerte en edades infantiles. Considerando que aquellas explicaciones poco esclarecedoras con respecto a este tema, cause angustia sobre este tema en la edad adulta de los individuos.

Esta desesperanza y la negación a aceptar que una ausencia pueda ser definitiva es común en los niños, rasgos que permanece en los mayores cubriendo la falta de estos de formas diversas mediante objetos o comportamientos.

En definitiva y como conclusión, nuestra expectativa debe ser poder abordar la muerte como un contenido de importancia máxima para la vida a lo largo de todas las edades, así como forma de orientar la vida de los individuos.

Mariquilla dijo...

Realmente, es un tema desconcertante, el cual me ha pillado por sorpresa y me ha resultado algo novedoso, la educación para la muerte, es una temática que no había escuchado con anterioridad y me parece algo también un poco inquietante y que hace resurgir muchos sentimientos e inquietudes hacia el tema y te deja en un momento de reflexión propia.

Ante la dinámica realizada por nuestras compañeras, me dio tiempo a reflexionar y a plantearnos muchas cosas en el caso de que nos quedara solo una semana de vida. Realmente, podemos plantearnos qué haríamos, con quién la pasaríamos, dónde iríamos,... pero realmente son meras suposiciones a día de hoy, pero en el caso de que sucediese de manera real, ¿qué pasaría?, lo primero que tendría pienso yo que es un poco de incertidumbre y miedo ante la semana que me queda, pero reflexionando de nuevo acerca de la dinámica, no viajaría, simplemente me quedaría rodeada de las personas que quiero que estén cerca y en algún lugar tranquilo, pero como he dicho antes, eso pienso hoy, lo mismo mañana es distinto, y si en algún momento pasa, puede que vuelva a ser diferente.

En cuanto al tema educación para la muerte, pienso que es importante, y que ayudaría a muchas personas a afrontar un duro trance, por el que por el momento no me gustaría pasar.

suarez dijo...

Hola a todos!

He de decir que después de asistir a las numerosas exposiciones realizadas durante las diferentes clases, esta en concreto me ha llamado mucho la atención, y es que la muerte es algo tan real como lo que más, ya que desgraciadamente sabemos que es lo único seguro que nos va a pasar a cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas, ya sea antes o después...

Así pues, ¿ Por qué no se habla de ella de forma natural? La verdad que aquel día en clase pasaron por mi cabeza numerosos pensamientos, y es que en concreto en mi caso no era un tema que tratase con mis familiares y amigos cercanos, sino por el contrario, era algo que se intentaba evitar a toda costa.

De esta forma, después de aquella clase me di cuenta que actitudes como las que he tomado yo o mi familia solo generan miedos innecesarios, y que lo mejor y lo que deberiamos de hacer todos es recibir en parte una educación para la muerte que nos prepare a todos para afrontarla de la mejor manera posible, ya sea la nuestra o la de algún ser querido.

Ahora bien , si hay algo con lo que no me encuentro de acuerdo, y es que aunque haya que eliminar tabúes respecto a la muerte, esto debe de hacerse a una edad acorde con la conciencia y la maduración de las personas, con esto quiero decir que no todos están prepardos para hablar de estos temas, y que en mi opinión considero que a los más pequeños deberiamos de dejarle un margen de tiempo sin plantearles esas preocupaciones, hasta que sean lo suficientemente conscientes de que a todos nos va a pasar, y que cuanto antes aprendamos a asumirlo menos duro nos resultará.

María Suárez Garzón
4º de Trabajo y Educación Social.

Anónimo dijo...

La exposición sobre educación para la muerte es una de las exposiciones más llamativas desde mi punto de vista.

La muerte suele ser un tema tabú para la mayoría de las personas, algo que considero negativo, pues, pienso que la muerte es otra etapa más de nuestro ciclo vital, esto es, la última, siendo un tema que debemos tratar y asumir. Pienso que nos chirría tanto el tema de educación para la muerte, porque, sinceramente, no es fácil asumir que toda vida tiene un fin. Pienso que se ha de llevar a cabo una educación desde pequeños, dejando atrás ciertos tabúes y omisión de respuestas a las preguntas de los más pequeños con respecto a la muerte. Cuando un ser querido, desgraciadamente, muere, solemos decir a los más pequeños, que ha ido al cielo, que se ha dormido… cosas así que pienso que puede llegar a ser contraproducente para el desarrollo del menor.

El hecho de asumir mejor o peor nuestra muerte, suele depender, a mi juicio, de tendencias y creencias religiosas. Hay personas que, basado en su creencia religiosa, piensa que detrás de la muerte existe la reencarnación, el cielo, otra vida, el paraíso, etc. Pienso, sin intención de ofender y con todo el respeto a las distintas creencias, que este tipo de creencias sobre la muerte y la existencia de otra vida mejor en el otro mundo, es una vía de escape y evasión al hecho de afrontar la propia muerte.

En mi opinión, el duelo que produce la muerte suele conllevar a dos tipos de comportamiento: la asunción de la muerte y el consiguiente disfrute de la vida, que podemos encontrar en personas que llevan como lema “carpe diem” o “disfruta que la vida son dos días”… o el hecho de asimilar la llegada de la muerte negativamente, pensando en que de nada sirve el esfuerzo por lograr ciertas metas en tu vida, si luego… yo por supuesto, tras varias experiencias que me han llevado a valorar la vida y la muerte, opto por la primera opción.

Asimismo, hago hincapié en la importancia que tiene hablar de la muerte, dejando atrás el hecho de considerarlo un tema tabú, pues este comportamiento no hará que desaparezca.

¿Cuál sería mi reacción si me dieran una semana de vida? Pienso que es muy difícil contestar a esta pregunta. Pues no es fácil asimilar tu muerte. A las preguntas establecidas en el tablón “¿Cómo vivisteis la dinámica de me queda una semana de vida? ¿Qué cosas haríais de forma inmediata? ¿Qué dejaríais de hacer? ¿A dónde iríais? ¿Con quién estaríais?”, pienso que este hecho me crearía angustia, pero como todo en esta vida, la muerte también se ha de asimilar. Todas las contestaciones las resumo en una… me perdería con mi niña toda una semana y le seguiría dando todo el amor y seguiría levantándome cada mañana comiéndomela a besos y diciéndole lo que le quiero… por lo demás, seguiría valorando las cosas y personas buenas que están a mi alrededor. Pues hemos de valorar lo que tenemos, sin tener por qué poseer la angustia de que hemos de hacer todo lo que no hemos hecho durante toda nuestra vida… en una semana. La vida da muchas vueltas y no es nada predecible… por ello siempre hemos de valorar las cosas buenas que hay a nuestro alrededor, disfrutar de cada momento y sentir que no nos hemos dejado nada atrás.

Isabel Mª Muñoz Peralbo dijo...

En cuanto a la temática tratada sobre"Educación para la muerte" he de decir que me parece muy bien y además de esto diría que consideraría fundamental incluir en los bagajes del ser humano ya que, aunque sea un tema bastante nefasto y no muy acogedor para la mayoria de los seres humanos, considero esencial en cuanto a aspectos psicoafectivos emocionales en la vida de las personas. Una forma de entender, comprender y exteriorizar todos aquellos sentimientos tanto conscientes como inconscientes inmersos estos en los corazones de las personas asi que como en el medio en el que estos se hallan inmersos.
Es obvio, que nos es muy dificil pensar en ese momento en el que tu espiritu y tu persona desaparece por y para siempre, pero que es una faceta más en la vida.
Yo personalmente he vivido momentos personales en los que he perdido allegados y familiares en los que parece mentira, pero tu mente no es capaz de asimilar, comprender y entender que esa persona con la que tantas cosas han compartido, tanto has querido, te ha dejado por completo y no volveras a ver jamas.
Es una cuestion bastante ardua que aunque, psicologos y otros profesionales estudian y analizan de forma minuciosa esta tematica, toda ayuda nos sobra ya que son momentos en los cuales todo nos supera y no llegamos al entendimiento.
Por ello la dinamica realizada por mis compañeros/as, me ha parecido dura más que nada porque bajo mi parecer que saber tu muerte anunciada con anticipación, nos haria presos de nuestras actitudes, aptitudes, sentimientos, emociones y a lo mejor pienso que puede ser mucho más duro vivir durante ese tiempo antes de producirse el fallecimiento, que el hecho de no conocer de forma minuciosa el momento de nuestra muerte.
En realidad, me ha parecido una temática bastante interesante y a su vez, compleja en el entendimiento y razonamiento del ser humano.

Lorena Galvín dijo...

Nada más leer “Educación para la muerte” me estremece, jamás había tratado este tema en el ámbito de la educación, cómo han dicho muchos de mis compañeros es un tema tabú, que ni siquiera he hablado con las personas más cercanas o importantes de mi vida.

Aunque tenga un sentimiento extraño respecto a este tema, las dos exposiciones que he podido observar sobre la educación para la muerte, me han encantado, porque es algo innovador, además de dejarme reflexionar, y poder hablar de este tema tranquilamente. Felicito a los componentes de las dos exposiciones, porque es un tema difícil de hablar (por lo menos para mí), y se explicaron muy bien, además de transmitirme muchas cosas.

Pienso que es un tema que no se habla con los demás, por el miedo a expresarnos con sinceridad, a mostrar nuestros sentimientos tan profundos… Y porque es un tema sobre el que nunca nos han hablado, y solo lo hemos podido experimentar.
Pensar en la muerte, sólo me transmite sentimientos negativos, por eso nunca hablo de ello, no me gusta. Aunque es cierto que a veces necesitas expresarte (cuando alguien se muere) y no se hace por diferentes motivos, y eso es peor.

Respecto a la dinámica, pensar en que solo tienes una semana de vida, que agobio, porque haría millones de cosas. Y en realidad me da coraje, porque nos damos cuenta de las cosas cuando la hemos perdido, o cuando ya no tenemos tiempo. ¿Por qué no hacerlas antes?
Sobre todo estaría con mi familia y mis amigos, aprovecharía cada segundo con ellos, y les haría ver que no se acaba todo, que es una idea mal hecha que tenemos de la muerte. Esta dinámica la he realizado muchas veces sola o con mis amigas, ¿Qué haría si me quedará un día de vida?, y decía millones de cosas, pero las cuales después no las realizaba, y las dejaba en el tintero.

En conclusión, deberíamos hablar con los más pequeños de este tema, para que crezcan sabiendo lo que es, y no que sea un tabú para ellos.